Los datos son demoledores. Según diversos estudios, 9 de cada 10 startups no logran superar los 3 años de vida y, aproximadamente en la mitad de los casos, el fracaso viene motivado por la ausencia de una demanda real de los productos o servicios que ofrecían al mercado.
Con el objetivo de minimizar el riesgo y de mejorar el ratio de éxito de los proyectos, diversos autores e investigadores han desarrollado distintos planteamientos teóricos y soluciones metodológicas, en función de las más habituales, que ponen fin a los proyectos emprendedores.
En este sentido, una de las aportaciones más destacables y que pone -precisamente- el acento sobre la mencionada ausencia de demanda real, es el esbozado por Steve Blank y conocido como la metodología del ‘Desarrollo de clientes’ (customer development), íntimamente ligada con el movimiento Lean Startup.
En muchos casos, la figura del emprendedor está asociada con perfiles profesionales de marcado carácter técnico, ya que el componente tecnológico suele ser la seña de identidad más destacable, reconocible y diferencial de la mayoría de las startups. El conocimiento de este tipo de disciplinas potencia y se focalizan en todo aquello que tiene que ver con la creación de “productos” y el desarrollo de nuevas funcionalidades, desatendiendo, en ocasiones, las cuestiones más relativas al “negocio”.
Por este motivo, y con el objetivo de poder establecer la óptima adecuación entre la propuesta de valor de los nuevos negocios y el mercado, Steve Blank realiza su planteamiento teórico sobre la base de que solo a partir de una mejor comprensión de los problemas/necesidades de los consumidores, es posible proponer las mejores soluciones en forma de productos.
Para ello, Blank propone la puesta en práctica de sistemáticas sustentadas en el “método científico” basadas en la observación, la prueba – error y la investigación. Se trata de procesos de fácil aplicación por parte de los emprendedores, ya que forman parte de todo ese conjunto de habilidades metodologías propias de los perfiles técnicos.
Se trata, en definitiva, de un planteamiento que recoge lo mejor de los dos mundos: la identificación de oportunidades de negocio reales y la capacidad de construir productos por los que los consumidores pagarían.
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[author] [author_image timthumb=’on’]https://www.wearetesters.com/wp-content/uploads/2018/12/josu.jpg[/author_image] [author_info]Josu Rodrigo, COO de We are testers[/author_info] [/author]
Fecha de actualización 28 noviembre, 2023
